Cada año, The Immigration Project (El Proyecto de Inmigración) galardona un premio “Héroe de Inmigración” para reconocer el importante trabajo hecho dentro de nuestra red para ayudar a la población inmigrante al sur de I-80 en Illinois. El premio más reciente les fue galardonado a Todd y Ana Franks, anteriormente pastor de la Iglesia Bautista Maple City en Monmouth, Illinois y su esposa. Los Franks primero se involucraron con el Proyecto de Inmigración en 2016, y desde entonces han sido defensores de los derechos de inmigrantes y los inmigrantes en su propia comunidad. Aquí, Todd comparte el primer aporte de Blog invitado enfocándose en sus experiencias con inmigrantes en Monmouth, Illinois, y su entendimiento bíblico sobre la inmigración.
Sea el Obrero
Por Todd Franks
En diciembre de 2018, una familia de seis personas aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Peoria a eso de las 10 de la noche. Casi 30 horas antes, su viaje había comenzado en el Aeropuerto Kinshasa N’Djili en la República Democrática del Congo. Llegaron a Peoria, cansados, asustados, hambrientos, y agobiados. A pesar de esos sentimientos, también llegaron entusiasmados y llenos de esperanzas sobre las oportunidades que les esperaban en los Estados Unidos. Después del viaje en coche de una hora a Monmouth, mi amigo y yo le ayudamos a la familia a llevar sus maletas a su nuevo, pero demasiado pequeño apartamento. Aunque llegamos después de la medianoche, vecinos congoleses llegaron pronto con fufu y otra comida típica para la familia. Les dije “Buenas noches” y salí para la casa preguntándome sobre lo que pensaba y sentía la familia. Le pedí a Dios que se los protegiera y mostrara que Él los ama mientras trataba de hacerles más confortables y ayudarles a entender que Él estará con ellos dondequiera que vivan.
Durante los meses siguientes, los visité en su apartamento frecuentemente. Al llegar a conocer a la familia, comencé a amarlos y preocuparme sobre sus necesidades. Los tres niños mayores pronto se matricularon en la escuela y necesitaban mucho apoyo para comenzar y tener éxito. Navegar el sistema educativo de los Estados Unidos les fue abrumador. Además, sólo para asistir a la escuela, los niños necesitaban aseguranza médica, chequeos médicos y vacunas. A los padres les faltaban empleos y transporte. Necesitaban comida. Necesitaban protegerse del frío. En Kinshasa, la temperatura promedia en enero está a 70 grados F. En Monmouth, la temperatura promedia en enero baja a 20 grados F. Decir que la familia tenía frío se queda corto.
Mientras yo trabajaba para satisfacer las necesidades físicas, desarrollaba amistad con la familia. Al mismo tiempo, un grupo de mis amigos de la Iglesia comenzó a involucrarse en su vida, y empezamos a proveerles sus necesidades espirituales y emocionales. La familia se involucró en nuestra iglesia y juntos,rezamos, hablamos y estudiamos la Biblia. Lo que comenzó con un viaje del aeropuerto pronto se desarrolló en verdaderas relaciones.
Según el Evangelio de San Mateo, Jesucristo ve a un grupo dolorido y vulnerable. Capítulo nueve, versículo 36 dice: “Al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (CDR) Jesucristo mira hacia al grupo y lo que ve – el dolor, y la vulnerabilidad – le conmueve a la compasión. Inmigrantes están por todas partes alrededor de nosotros. No importa si uno vive en un pueblo pequeño o una ciudad grande, probablemente hay inmigrantes en su comunidad. ¿Los ven? ¿Quieren verlos?
Jesucristo vio a las ovejas esparcidas, pero no le satisfizo sólo verlos, él se conmovió de compasión por ellos. No le satisfizo sólo reconocerlos. No le satisfizo hablar con ellos. Él se conmovió de compasión. Amaba tanto a este grupo de gente dolorida que tenía que hacer algo para mejorar sus vidas. Según el primer capítulo del Evangelio de San Juan, la Biblia describe una compasión que procede de nuestras entrañas, la parte más profunda de nosotros. La compasión no es una emoción furtiva, la compasión viene de la profundidad Cuando un sentimiento viene de un lugar tan profundo, hay que hacerse cargo de aquel sentimiento. Hay que responder a ello.
Aunque Jesucristo no habla específicamente de inmigrantes en este versículo del Evangelio de San Mateo, podemos usarlo para informarnos sobre cómo debemos considerar y tratar a los inmigrantes. Sólo viajar a otro país es arduo. Llegar a entender la cultura e idioma del nuevo país es abrumador. Muchos inmigrantes tienen empleos rigurosos de labor físico que les dejan agotados y sin la energía necesaria para hacer otras cosas.
No sólo se desmayan de cansancio, sino que los inmigrantes han sido literalmente esparcidos al extranjero. Cualquiera sea la razón para venir a los Estados Unidos, el hecho es que, como grupo, se esparcen al extranjero. Aun después de que el choque cultural disminuya, la mayoría de inmigrantes vive el resto de la vida “acostumbrándose” a la vida aquí, y no estoy seguro de que la asimilación cultural se complete jamás. Este sentimiento de estar esparcido sigue presente por años después de llegar a otro país.
Jesucristo compara a la gente cansada y esparcida con ovejas. No lo tome de insulto. No digo que los inmigrantes son criaturas indefensas cuya supervivencia está en peligro constante. Para mí, los inmigrantes son algunos de los más resilientes, independientes, valientes, y trabajadores que conozco. De todas maneras la comparación con ovejas resulta útil. Las ovejas necesitan amparo. Necesitan guiación. Son vulnerables. He visto a los inmigrantes maltratados en el trabajo, en los arreglos de vivienda, en la escuela, y en lugares de negocios por todas partes del pueblo. Como minorías con poca fluidez en Inglés, los inmigrantes frecuentemente sufren maltrato. Ellos luchan para defenderse, y aquí es donde podemos ayudar.
Por leer este artículo, debería tener algún interés en la inmigración, y bien puede ser que le interese involucrarse en la vida de inmigrantes en alguna forma. Si continúa a leer el capítulo 9 del Evangelio de San Mateo hasta el final del capítulo, Jesucristo les pide a sus seguidores que recen por los obreros. Aquellos obreros son los hombres y las mujeres que saldrán al mundo y se involucrarán en las vidas de las ovejas. Hay tantas maneras fáciles de involucrarse. Uno puede encontrar una iglesia local u organización que ofrece clases de inglés o ciudadanía, o buscar por internet una organización sin fines de lucro que ayuda a los inmigrantes y hacer trabajo de voluntario. Llame al Proyecto Inmigración. Nunca he visto un grupo que ayuda a inmigrantes que tenga suficientes voluntarios, así que deje sus temores e involúcrese.
Conocer las condiciones de los inmigrantes es importante. Lo que se hace con este conocimiento es aún más importante. A las ovejas les faltan pastores. Estos pastores tienen que ser activos; no pueden guiar desde el confort de sus salas de vivir. Los pastores viven y se relacionan con sus ovejas cada día y se involucran activamente en todos aspectos de la vida cotidiana de las ovejas. Debemos abarcar el puente cultural y las divisiones lingüísticas y servir de pastor a las ovejas que forman parte de nuestra vida. Lo que me ha ocurrido es que cuidar a las ovejas no es una calle de una sola mano. Cuando cuidamos a la gente cansada, esparcida, y vulnerable. Dios les permite cuidarnos y conmovernos en maneras que nunca hubiéramos imaginado.
Hace más de un año desde ese viaje al aeropuerto, y la familia que conocí esta noche ha pasado por mucho. Me ha sido un privilegio conocerlos y ser parte de los logros en su travesía de inmigrantes. Mientras pasan los años, rezo que comiencen a ver a sus hermanos y hermanas inmigrantes como ovejas a quienes les faltan un pastor, y rezo que nosotros, como una comunidad y una nación, sigamos ofreciéndoles la bienvenida a la gente más vulnerable de todas partes del mundo entero.
Todd and Ana Franks, los Heroes del Proyecto de Inmigración 2019
Fotografiados aquí con La Directora Ejecutiva de TIP, Charlotte Alvarez, Directora del Comité de Desarrollo y Extensión Comunitaria, Laurie Bergner, y Presidente de la Mesa Directiva, David Hirst.